La existencia del amor a primera vista, ese flechazo que sentimos al conocer a alguien irresistiblemente atractivo para nuestro gusto, es defendida a diario por cientos de individuos, quienes aseguran haber experimentado este tipo de sentimiento, que no siempre responde a nuestros criterios de selección de pareja.
Gisel Bell, una adolescente capitalina de 16 años, está convencida de que a ella le pasó con su novio. “Nos enamoramos desde que nos vimos. Ya llevamos un año y tres meses, y pensamos casarnos”.
Otros dos jóvenes, Yailén Álvarez y Ezequiel Fernández, estudiantes del Politécnico de Telecomunicaciones del municipio de Plaza, en Ciudad de La Habana, también opinan lo mismo. Ambos sostienen que ese sentimiento puede nacer de manera súbita. “Es lo que nos ha pasado a nosotros. Fue tan fuerte que nos hicimos novios”, afirman.
No es tan sencillo como lo pintan…
Muchas son las personas que como Ezequiel, Gisel y Yailén creen en el amor a primera vista. Sin embargo, según los especialistas, esta concepción es realmemte
discutible.
Expertos en el tema consideran que el amor no surge súbitamente. “Sucede que algunos confunden la atracción con el amor, se obsesionan y se dejan llevar por la emoción que sienten. En estos casos, puede que la relación fructifique, pero no nace siendo amor. Este conjunto de sentimientos se construye y aparece cuando los enamorados aprenden a aceptarse tal cual son”, plantean.
En opinión de Heinrich Bruchner, autor de numerosas publicaciones sobre cuestiones sexuales y amorosas, lo que se siente en un primer momento puede ser realmente auténtico, pero su solidez y estabilidad no pueden valorarse desde el principio. Puede ser, incluso, que seamos correspondidos, pero en ocasiones esto se desvanece, porque los seres humanos se desarrollan constantemente.
Asevera Bruchner: “Aunque en un primer momento llegue a impresionarnos la forma de ser de una persona, sus movimientos, apariencia y otras características, por lo general, los valores humanos internos no se captan rápidamente.
“A esta suerte de encantamiento deberíamos llamarle enamoramiento a primera vista, porque se trata más bien de un anhelo romántico que deslumbra, una intensa atracción sentimental”.
Cupido tiene la culpa
El impacto emocional que experimentamos al conocer a otra persona y quedarnos completamente deslumbrados, no es más que un flechazo de Cupido, una especie de enamoramiento repentino que no permite pensar en nada más. Una mezcla de esa química que atrae o aleja a los seres humanos, con la idealización que cada uno elabora sobe el otro y, posteriormente, trasladamos a un individuo en específico.
En cambio, el amor es otra cosa: implica además de atracción, deseo y cariño, conocimiento mutuo, porque nadie puede amar a quien no conoce. También respeto, confianza, preocupación por todo lo que guarde relación con la persona amada y aceptar a nuestra pareja con sus virtudes y defectos.
Es, a decir de los expertos, el verdadero fruto que puede dar o no el enamoramiento, y exige estabilidad y perdurabilidad: dos criterios que confirman su verdadera existencia.
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